El duro proceso de la aceptación...
- Título traducido: La sustancia
- Director: Coralie Fargeat
- Guión: Coralie Fargeat
- País: Reino Unido Año: 2024 Duración: 140 min.
- Música: Raffertie Fotografía: Benjamin Kracun
- Compañía: Working Title Films, 21st Century Film France, Blacksmith
- Intérpretes: Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid, Gore Abrams, Tom Morton, Tiffany Hofstetter, Joseph Balderrama, Oscar Lesage, Matthew Géczy, Olivier Raynal, Hugo Diego Garcia, Vincent Colombe, Philip Schurer
- Género: Terror, Thriller
Sinopsis
'Tú, pero mejor en todos los sentidos'. Esa es la promesa, un producto revolucionario basado en la división celular, que crea un alter ego más joven, más bello, más perfecto...
Working Title Films
Coralie Fargeat ya presentó sus credenciales con Revenge (2017), una apuesta por el género que nos sorprendió a todos por sus formas y su buen quehacer. Ahora vuelve con un nuevo y revulsivo trabajo, el cual ha causado sensación por donde ha pasado y no es para menos. El uso del body horror como vehículo para desarrollar su particular visión sobre la caducidad de la juventud, es de lo mejor que hemos visto en mucho tiempo. Para ello, qué mejor que recuperar a uno de los iconos de los noventa como es Demi Moore y una de las estrellas en boga como es Margaret Qualley, las dos caras de esta fantástica película.
La historia se centra en Elisabeth Sparkle, una mocatriz que vivió sus momentos de gloria en la última década del siglo pasado y que ahora está dando los últimos coletazos en un programa de fitness para la televisión. La edad no perdona, ni físicamente ni estéticamente, con lo que los estereotipos mandan y se le acaba relegando a un segundo plano (o a ninguno). Esto hace que sea la candidata idónea para un nuevo tratamiento experimental al que solamente pueden acceder unos cuantos elegidos...
Y a partir de aquí es cuando empieza la fiesta de influencias, tributos, reinvenciones y demás similitudes que no comentaremos aquí, pero sí que argumentaremos que lo realiza con carácter propio y una soltura que cualquier aficionado al género amará desde los primeros momentos. Todo ese proceso de metamorfosis instantánea hacia la bella juventud y la degradación que provoca en el físico al abusar de la misma, es lo que más llama la atención. Eso, y toda la estética que lo rodea de colores vivos junto a una banda sonora espectacular que a golpe de sintetizador nos transportará automáticamente a los noventa.
Pero es que la película dice mucho más, no se queda solamente en ser obscena con su forma sino que ataca directamente con ello a otros asuntos candentes de esta sociedad infectada por los estereotipos y las redes sociales, dando una nueva lectura sobre lo que realmente tenemos que valorar y dejarnos de otras gilipolleces. Un golpe que causa mucho más efecto cuando te bombardean con imágenes tan extremas y excesivas (y necesarias, al fin y al cabo).
En definitiva, más que una película es una experiencia, con lo que poco más puede expresarse con un texto como este, recomendando encarecidamente ir al cine para poder apreciarla en pantalla grande y sonido como es debido.
La historia se centra en Elisabeth Sparkle, una mocatriz que vivió sus momentos de gloria en la última década del siglo pasado y que ahora está dando los últimos coletazos en un programa de fitness para la televisión. La edad no perdona, ni físicamente ni estéticamente, con lo que los estereotipos mandan y se le acaba relegando a un segundo plano (o a ninguno). Esto hace que sea la candidata idónea para un nuevo tratamiento experimental al que solamente pueden acceder unos cuantos elegidos...
Y a partir de aquí es cuando empieza la fiesta de influencias, tributos, reinvenciones y demás similitudes que no comentaremos aquí, pero sí que argumentaremos que lo realiza con carácter propio y una soltura que cualquier aficionado al género amará desde los primeros momentos. Todo ese proceso de metamorfosis instantánea hacia la bella juventud y la degradación que provoca en el físico al abusar de la misma, es lo que más llama la atención. Eso, y toda la estética que lo rodea de colores vivos junto a una banda sonora espectacular que a golpe de sintetizador nos transportará automáticamente a los noventa.
Pero es que la película dice mucho más, no se queda solamente en ser obscena con su forma sino que ataca directamente con ello a otros asuntos candentes de esta sociedad infectada por los estereotipos y las redes sociales, dando una nueva lectura sobre lo que realmente tenemos que valorar y dejarnos de otras gilipolleces. Un golpe que causa mucho más efecto cuando te bombardean con imágenes tan extremas y excesivas (y necesarias, al fin y al cabo).
En definitiva, más que una película es una experiencia, con lo que poco más puede expresarse con un texto como este, recomendando encarecidamente ir al cine para poder apreciarla en pantalla grande y sonido como es debido.
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