Cómplices del más allá...
- Título traducido: Presence
- Director: Steven Soderbergh
- Guión: David Koepp
- País: Estados Unidos Año: 2024 Duración: 85 min.
- Música: Zack Ryan Fotografía: Steven Soderbergh
- Compañía: Extension 765, Neon
- Intérpretes: Lucy Liu, Julia Fox, Chris Sullivan, West Mulholland, Callina Liang, Eddy Maday, Lucas Papaelias, Benny Elledge, Natalie Woolams-Torres, Daniel Danielson
- Género: Thriller
Sinopsis
Rebekah, su marido y sus hijos comienzan a experimentar fenómenos inexplicables tras mudarse a su nueva casa de las afueras. Las extrañas presencias que se manifiestan a su alrededor les harán cruzar la delgada línea entre la realidad y la percepción...
Neon
En este último trabajo, Soderbergh se adentra en el terreno de lo paranormal con un thriller psicológico en el que intentar abordar, principalmente, el duelo por la pérdida de un ser querido. Para ello toma como punto de partida una familia que recién mudada a una nueva vivienda, comienza a notar la presencia de algo inexplicable a su alrededor. Si bien no es algo nuevo en el panorama del fantástico, Koepp intenta dotar al guion con más de una lectura que pueda llegar al espectador.
El principal aspecto a destacar de esta película es su fotografía. Es sabido que el director norteamericano es muy dicho a ser perfeccionista con el tema visual de sus trabajos, y aquí ha querido flirtear con la cámara en mano interpretándolo como el punto de vista subjetivo de la entidad que rodea a esta familia. Está muy bien rodado y el efecto de ir siguiendo a los protagonistas desde esta perspectiva lo logra con creces, pero a medida que avanza la película hay tramos en los que se hace demasiado recurrente, quitando valor a lo que realmente está pasando en pantalla.
Respecto a lo que nos cuenta, toma como punto de partida a esta familia para ir indagando en cada uno de sus sujetos. Acomodados económicamente, los problemas que surgen son de otra índole, teniendo como principal protagonista a su hija menor la cual sufre episodios depresivos causados por la pérdida de su mejor amiga. El resto orbita a su alrededor entrelazando discusiones entre unos y otros por ese mismo motivo, metiendo temas de adolescentes, de matrimonio, de rebeldía,... hasta el punto en que se unen al descubrir lo que sucede en la casa.
Al final, lo que parecía ser un interesante thriller psicológico, queda como un pseudodrama familiar sobre la actitud de los jóvenes de hoy día. Tampoco es que sea demasiado resolutivo el contarlo desde un punto de vista subjetivo haciendo cómplice al espectador, ya que le cuesta mantener la tensión necesaria para que mantengamos el interés de lo que está pasando a su alrededor. Incluso para su corto metraje, quizá hasta se haga un poco larga, pidiendo la hora durante su tramo intermedio. En definitiva, un ejercicio con el que el director ha dado prevalencia a lo visual, pero que al final se queda a medio camino en todo.
El principal aspecto a destacar de esta película es su fotografía. Es sabido que el director norteamericano es muy dicho a ser perfeccionista con el tema visual de sus trabajos, y aquí ha querido flirtear con la cámara en mano interpretándolo como el punto de vista subjetivo de la entidad que rodea a esta familia. Está muy bien rodado y el efecto de ir siguiendo a los protagonistas desde esta perspectiva lo logra con creces, pero a medida que avanza la película hay tramos en los que se hace demasiado recurrente, quitando valor a lo que realmente está pasando en pantalla.
Respecto a lo que nos cuenta, toma como punto de partida a esta familia para ir indagando en cada uno de sus sujetos. Acomodados económicamente, los problemas que surgen son de otra índole, teniendo como principal protagonista a su hija menor la cual sufre episodios depresivos causados por la pérdida de su mejor amiga. El resto orbita a su alrededor entrelazando discusiones entre unos y otros por ese mismo motivo, metiendo temas de adolescentes, de matrimonio, de rebeldía,... hasta el punto en que se unen al descubrir lo que sucede en la casa.
Al final, lo que parecía ser un interesante thriller psicológico, queda como un pseudodrama familiar sobre la actitud de los jóvenes de hoy día. Tampoco es que sea demasiado resolutivo el contarlo desde un punto de vista subjetivo haciendo cómplice al espectador, ya que le cuesta mantener la tensión necesaria para que mantengamos el interés de lo que está pasando a su alrededor. Incluso para su corto metraje, quizá hasta se haga un poco larga, pidiendo la hora durante su tramo intermedio. En definitiva, un ejercicio con el que el director ha dado prevalencia a lo visual, pero que al final se queda a medio camino en todo.
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