Sin novedad en el panorama...
- Título traducido: Slasher
- Director: Alberto Armas Díaz
- Guión: Alberto Armas Díaz
- País: España Año: 2022 Duración: 101 min.
- Música: Paul Andrews Fotografía: Adrián Ortíz Veredas
- Compañía: Cinema Wings
- Intérpretes: Sergio Alguacil, Rafa Blanes, Cristina Bravo, Rafa de Vera, Anna Hastings, Mario Gallardo, Fabiola Muñoz, Reyes Monaj
- Género: Terror, Comedia
Sinopsis
Julio hereda una máscara como la utilizaba su padre para asesinar. Un grupo de jóvenes llegará a su pueblo y se cruzará en su camino. Julio deberá decidir si continuar la tradición familiar o bien abrazar el amor que acaba de conocer.
Cinema Wings
En esta su primera película, Alberto Armas Díaz intenta aportar su granito de arena al género, pero desafortunadamente se queda muy lejos de sobresalir dentro del panorama. A pesar de su premisa algo intrigante, la cual gira en torno a la herencia de una máscara de asesino y la lucha interna del protagonista entre seguir un legado familiar de violencia o buscar un nuevo camino, la película tropieza con su propio guion contantemente y un ritmo irregular que contribuye a su caída.
Los momentos que deberían ser de tensión y suspense carecen de tal impresión, notándose apresurados o, en contraste, innecesariamente dilatados. Esto se ve agravado por un montaje que no logra mantener una coherencia visual o temática, dejando al espectador desconcertado en lugar de aterrorizado. Igualmente, la fotografía que encuadra la película, aunque a veces capta la atmósfera sombría que uno esperaría de un slasher, falla en crear una identidad visual que se quede con el público para después de los créditos finales.
Además, los personajes son poco profundos y sus motivaciones carecen de la complejidad necesaria para involucrar al espectador en su dilema moral. Las actuaciones se ven limitadas por diálogos forzados y una dirección que no parece extraer lo mejor de su elenco. Quizá el protagonista, interpretado por Sergio Alguacil, tiene momentos de más brillantez, pero estos se pierden en un mar de inconsistencias en la representación de su conflicto interno.
Es una pena que una producción española no haya logrado materializar su potencial dentro del género. Lo que podría haber sido una reflexión interesante sobre la naturaleza de la violencia y la tradición, se reduce a una serie de escenas desconectadas que no logran formar un todo cohesivo. Otro intento fallido que ofrece poco más que una repetición de tropos familiares sin la sustancia o el estilo necesario para resaltar y dejar marca en el aficionado.
Los momentos que deberían ser de tensión y suspense carecen de tal impresión, notándose apresurados o, en contraste, innecesariamente dilatados. Esto se ve agravado por un montaje que no logra mantener una coherencia visual o temática, dejando al espectador desconcertado en lugar de aterrorizado. Igualmente, la fotografía que encuadra la película, aunque a veces capta la atmósfera sombría que uno esperaría de un slasher, falla en crear una identidad visual que se quede con el público para después de los créditos finales.
Además, los personajes son poco profundos y sus motivaciones carecen de la complejidad necesaria para involucrar al espectador en su dilema moral. Las actuaciones se ven limitadas por diálogos forzados y una dirección que no parece extraer lo mejor de su elenco. Quizá el protagonista, interpretado por Sergio Alguacil, tiene momentos de más brillantez, pero estos se pierden en un mar de inconsistencias en la representación de su conflicto interno.
Es una pena que una producción española no haya logrado materializar su potencial dentro del género. Lo que podría haber sido una reflexión interesante sobre la naturaleza de la violencia y la tradición, se reduce a una serie de escenas desconectadas que no logran formar un todo cohesivo. Otro intento fallido que ofrece poco más que una repetición de tropos familiares sin la sustancia o el estilo necesario para resaltar y dejar marca en el aficionado.
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