Las dos caras de la justicia

La justicia restauradora funciona sí o sí...

• Título traducido: Je verrai toujours vos visages
• Director: Jeanne Herry
• Guión: Jeanne Herry
• País: Francia Año: 2023 Duración: 118 min.
• Música: Pascal Sangla  Fotografía: Nicolas Loir
• Compañía: Chi-Fou-Mi Productions, Trésor Films, Canal+, Ciné+, France 3 Cinéma
• Intérpretes: Adèle Exarchopoulos, Gilles Lellouche, Dali Benssalah, Elodie Bouchez, Miou-Miou, Leïla Bekhti, Valérie Enquin, Birane Ba, Anne Benoît, Suliane Brahim, Jean-Pierre Darroussin, Pascal Sangla, Fred Testot
• Género: Drama

Sinopsis
Desde 2014, en Francia, la justicia restauradora ofrece a las víctimas y perpetradores de delitos la oportunidad de diálogo a través de sistemas seguros, supervisados por profesionales y voluntarios, durante una serie de sesiones donde podrán expresarse en grupo. En este viaje, hay ira y esperanza, silencio y palabras, alianzas y desamor, conciencia y confianza recuperada. Y al final del camino, a veces, reparación...

StudioCanal

La directora de la no tan lejana Pupille (2018), vuelve a sumergirse en la exploración de las emociones y conciencias internas de las personas que orbitan respecto a un asunto determinado. En este caso, el núcleo a partir del cual desarrolla su historia es un programa promovido por el gobierno francés, con el que se intenta intermediar entre víctimas y delincuentes para poder encontrar respuestas o cuestionarse el por qué de sus acciones y reacciones. Desconocida totalmente la existencia de esta labor y de sus resultados, la verdad es que la película hace un buen acercamiento hacia él, aunque para mi gusto demasiado positivo.

Y es que se trata de una historia sobre historias, donde nadie más que este sistema es el principal protagonista, ya que el resto del reparto que la conforman son todos secundarios. Sin profundizar demasiado en su desarrollo, cada cual aportará su granito de arena mediante episodios de diálogos grupales, en los que expresarán tanto sentimientos como razonamientos, llegando a explotar emocionalmente cuando llega su momento.

El problema es que todo parece estar realizado como si de un documental subvencionado por el gobierno francés se tratase, para dar buena imagen del programa y así afirmar que realmente funciona. Los diálogos parecen tan bien colocados y sin fisuras que llegan a parecer artificiales, aunque gracias al gran reparto del que dispone la directora y su buen hacer tras las cámaras, pueden adornarlos para que ese sentimiento se acerque a la realidad y así tocar la fibra del espectador, ya que todo acaba en abrazos y alegrías.

Quizá el segmento que se aparta un poco de estas bondades es el que interpreta la fantástica Adèle Exarchopoulos, ya no solo por la crudeza de su caso, sino porque lo lleva a un plano tan real que nos llega como un tiro a la patata. Por lo demás, recomendaría el visionado de Mass (Fran Kranz, 2021), en el que se plantea un escenario similar pero en el que sí podemos llegar a palpar la crudeza de la situación. En definitiva, una película bien hecha y bien interpretada, pero con un mensaje demasiado bondadoso...