La amistad no tiene edad...
- Título traducido: Harvest Moon
- Director: Amarsaikhan Baljinnyam
- Guión: Amarsaikhan Baljinnyam, T. Bum-Erden (original)
- País: Mongolia Año: 2022 Duración: 90 min.
- Música: Odbayar Battogtokh Fotografía: Josua Fischer
- Compañía: IFI Production
- Intérpretes: Amarsaikhan Baljinnyam, Tenuun-Erdene Garamkhand
- Género: Drama
Sinopsis
Un hombre vuelve al ámbito rural desde la ciudad para cuidar de su padre, el cual ha caído enfermo y no parece haber recuperación. Tras su fallecimiento, se ocupará de cerrar la temporada de cultivo en las tierras que poseen. Durante ese tiempo, conocerá a un niño que vive con sus abuelos en la parcela colindante, con el cual compartirá conversación y descubrirán una bonita amistad...
IFI Production
Ópera prima de este joven director, el cual también ha participado en la escritura del guion y además como integrante del reparto, siendo uno de los dos actores protagonistas de la película. Historia que surge a partir de la novela Tuuntulei de Bum-Erden, título que hace referencia al nombre del niño con el que entablará una bonita amistad. Un argumento que a priori puede parecer el típico de telenovela de mediodía de fin de semana, pero que el cariño con el que se trata y la seriedad con la que se lleva a pantalla dejará a más de uno al punto óptimo de ternura. Por ese mismo motivo, se alzó con el Premio de la Crítica en el pasado Festival de Cine Oriental de Vic...
La película no es para ir con prisas. No hay que ser impaciente si no surge un detonante revulsivo que zarandee al espectador. Es de cocción lenta y pocas palabras, aunque esa parquedad es también parte de su atractivo, ya que ni sobra ni falta ninguna línea de texto para dar a conocer la situación y vida de estos compañeros. Todo se centra en las formas, los gestos, las miradas, la actitud tan opuesta que tienen los dos protagonistas y que se irá perfilando a lo largo del metraje hacia un nexo común. Todos esos detalles son, los que poco a poco, harán que queramos formar parte de esa amistad que nacerá entre ellos.
Y es que esos momentos de pausa, claro está, no tendrían tanto atractivo si no fuese por la maravillosa fotografía que Josua Fischer ha realizado con mucho esmero para esta película. Los paisajes rodados en la región protegida de Khentii, frontera con Rusia, expresan tanta calma al espectador que, mezclado con los sonidos rurales y de instrumentos tradicionales de la zona, parece que nos transportan directamente al lugar, pudiendo casi oler el trigo recién cortado o sentir el calor del sol al amanecer o el frío al anochecer. Y es que parece mentira cómo una película puede provocar que se activen en el espectador tantos sentidos a la vez, además de empatizar con la historia que nos está contando.
En definitiva, una muy grata sorpresa y una alegría el saber que, más allá de las fronteras habituales desde donde importamos cine habitualmente, existen realizadores que saben muy mucho de la materia y nos traen joyas como esta. Solamente agradecer al Festival Nits el acierto de seleccionarla para la Sección Oficial.
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