Justificando al monstruo...
- Título traducido: Sparta
- Director: Ulrich Seidl
- Guión: Veronika Franz, Ulrich Seidl
- País: Austria Año: 2022 Duración: 101 min.
- Música: Frederik Thomsen Fotografía: Wolfgang Thaler, Serafin Spitzer
- Compañía: Film Institut, Film FOnds Wien, Fisa
- Intérpretes: Georg Friedrich, Florentina Elena Pop, Hans-Michael Rehberg, Marius Ignat, Octavian-Nicolae Cocis
- Género: Drama
Sinopsis
Ewald es un emigrante venido a Rumania hace ya varios años, pero la vida que ha llevado hasta ahora le está candando. De un día para otro, decide cortar con todo lo que tiene hasta ahora y comenzar una nueva vida en el interior del país, donde sin ánimo de lucro comenzará a dar clases de judo a los jóvenes de la zona. Pero no parce que ese sea el único fin...
Film Institut
Tras la polémica que traía esta película desde el Festival de Toronto, donde se iba a estrenar y acabó siendo cancelada a causa de unas declaraciones respecto al reparto infantil que participa en la película, el Festival de San Sebastián decidió incorporarla en su Sección Oficial al no haber ningún tipo de impedimento legal que lo impidiera. Esto en cierta manera jugó un doble papel al respecto, ya que muchos espectadores fueron a verla por el morbo que se había creado (llenando sesiones), pero recibiendo a posteriori no muy buenos comentarios. Fuera como fuese, tuvo su momento de fama, para bien o para mal.
Y ya entrando en la película, la verdad es que trata un tema tan controvertido como es la pedofilia. Partiendo de aquí, y confirmando que no se ve ni una sola escena explícita o, apurando aún más, ni tan siquiera una leve insinuación física al respecto, lo desagradable de la misma será proporcionalmente igual a la capacidad que tiene cada espectador de digerirla. Ya sea morbo, sensibilidad, empatía u odio, todos tenemos diferentes niveles de cada sensación para ir con nuestra conciencia más allá de lo que se muestra en pantalla.
Lo que el realizador nos quiere mostrar con esta historia es la figura de un potencial pederasta en su quehacer diario y el por qué llega a hacer lo que hace, casi intentando justificar que esa es su motivación para salir de una vida anodina y deprimente, aportándole de nuevo ilusión para seguir adelante. Y es que durante la gestión de su proyecto deportivo se paseará por el filo de la cuchilla, andando entre lo que sería una actividad sin ánimo de lucro para sacar a los niños de las calles, o la estrategia y planificación de una perturbada mente para llevar a cabo sus actos... al menos hasta llegar al último tercio de la película.
Realmente la película está bien dirigida, en un tono que puede parecer rudimentario pero que consigue acercarse a una veracidad tal, que la fantástica actuación de su protagonista principal nos llega a calar tanto que si le viésemos por la calle lo juzgaríamos por ser así. Pero lo peor de todo es que una vez sales de la sala, sabes que aunque lo visto sea una ficción ese tipo de monstruos realmente convive entre nosotros, y ese es el gran malestar que te provoca durante las siguientes horas de reposo.
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