La primera en nuestra agenda era la producción francesa Meander, escrita y dirigida por Mathieu Turi.
Con esta premisa muy similar a la genuina Cube (Vincenzo Natali,1997), el planteamiento que nos ofrece el director francés va un poco más allá, agudizando la sensación de claustrofobia e incluso abordando el subgénero del survival. Si bien tras los primeros minutos parece que ya no tiene nada nuevo que ofrecer, la verdad es que le dota de una trama en la que mantendrá al espectador atento hasta su particular desenlace. Una entretenida propuesta que casa muy bien en este circuito festivalero.
Seguíamos con Boys from County Hell, largometraje que partía de un corto con el mismo nombre y que el guionista y director inglés Chris Baugh incurre en el género vampírico.
Y es que tomando como punto de partida la leyenda irlandesa de Abhartach, la cual quieren hacer competir con la de Vlad el Empalador para llevarse el cetro por ser el origen de todo, la verdad es que dice mucho del tono con el que se aborda la película. Tanteando la comedia, le quieren dar la vuelta a todo lo que se nos ha establecido sobre el vampirismo para llevarlo a su terreno, ofreciéndonos una variante donde no falta el alcohol y la sangre. Una combinación que si bien podía haberse explotado un poco más, la verdad es que no defrauda.
La siguiente entraba dentro de la sección Noves Visions con una propuesta muy particular, Rent-a-pal, primer trabajo del guionista y también director norteamericano Jon Stevenson.
Fantástico enfoque sobre la obsesión que nos ofrece este relato, el cual roza la comedia aún siendo una historia totalmente terrorífica. El protagonista principal borda su extremo y complejo papel, haciendo pasar al espectador por diferentes estados hacia su personaje, desde la empatía y compasión, hasta la rabia total y desaprobación. Sencillo pero muy logrado trabajo.
Y continuábamos con el thriller terrorífico The owners, de Julius Berg, el cual venía muy publicitado por la participación de su actriz principal.
Típico home invasion que no ofrece mucho más de lo que hayamos podido ver hasta ahora en otros títulos. Los giros en el guión son predecibles y los actores no terminan de cuajar del todo, aparte que la historia flojea bastante y no termina de enganchar. Aún con su duración estándar de noventa minutos, la verdad es que hasta se hace un poco larga.
Y para cerrar la agenda en la jornada de ayer pudimos ver la curiosa The Stylist, escrita y dirigida por la norteamericana Jill Sixx Gevargizian.
Simpática y original propuesta en la que nuestra psycho-killer protagonista, a parte de su histriónica manía de hacerse con las pelucas vivas de sus clientas, llega al espectador en su parte más drámatica por la personalidad tan aislada y destructiva que tiene. Quizá no sea de las mejores películas que hemos visto hasta ahora, pero es una fantástica sátira hacia aquello que queremos y no tenemos.
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