Sitges 2020 ~ Día 10

Ayer cerrábamos la última jornada de un Festival que, tras estos diez días de buen cine y buen hacer, terminaba exitosamente gracias a la colaboración de todos los presentes, tanto organización como espectadores. Una edición muy especial que había generado muchas dudas a causa de la situación que estamos viviendo, pero que se ha llevado adelante con valentía y se ha resuleto aún mucho mejor. Un ejemplo de que la cultura no tiene límites y sobrevivirá a todo lo que se le pueda imponer. Pero bueno, dejemos el tema aparte y vayamos a lo que se aconteció en cuanto a películas.

Comenzábamos la mañana con una la postapocalíptica Tin can, del director canadiense Seth A. Smith.

Una joven se despierta dentro de una cápsula sin saber el por qué, aunque a medida que va recuperando los sentidos, la memoria vuelve a su cabeza para recordarle que en el exterior se ha producido una hecatombe y la única forma de sobrevirir es esa. Pero tanto tiempo aislados ha provocado que otras especies reinen en la superficie, y tendrán que luchar para sobrevivir.

Previo al visionado de la película y leyendo la sinopsis, podría incluso reconocerse cierto paralelismo con la realidad que estamos viviendo ahora... Pero más allá de eso, la verdad es que no acaba de funcionar del todo bien. Por nuestra parte, la primera mitad funciona correctamente, gracias al desarrollo de la idea y del suspenso que llega a crear con ella, pero en el momento en que salen de sus cápsulas la cosa se complica y no parece saber por donde ir. Una pena, ya que aunque la idea no es que sea muy original, el planteamiento prometía.

La siguiente en nuestra agenda era la producción norteamericana The old ways, primera incursión en el largo del productor Christopher Alender

Una joven periodista viaja a su país natal para desarrollar un documental sobre las historias de brujería que desde tiempos ancestros rodean a la comunidad que allí vive. Pero su investigación le llevará a profundizar hasta ciertos puntos los cuales no parecerán gustar demasiado a los locales, y comenzarán a suceder cosas algo extrañas fuera de toda explicación.

La verdad es que no nos ha gustado demasiado esta película, tanto la historia un tanto ya explotada y sin aportar nada nuevo, como prácticamente todo su desarrollo. Ya desde su inicio no termina de enganchar del todo la premisa, con un aspecto casi de telenovela, el cual tampoco mejora a medida que avanza hasta lo que supone un final de fiestas con sorpresa. Incluso las actuaciones carecen de ese toque de credibildiad necesario para que, como mínimo, el espectador pueda crear algún tipo de enlace empático con los personajes, pero ni con esas. Bastante olvidable.

Por la tarde pasábamos a la crême de la crême con uno de los mejores clásicos de la ciencia ficción de finales del siglo pasado, la irrepetible Desafío Total del no menos grande Paul Verhoeven.

Poco o nada que añadir sobre esta película que no se haya dicho ya desde su estreno en 1990. Una maravilla que se ha podido ver en la pantalla del Auditori, con el sonido del Auditori, usando una copia restaurada y digitalizada en 4K. Una oportunidad que no se tiene todos los días y que hemos aprovechado sin ninguna duda.

Y para cerrar la jornada y también el festival, que menos que un documental sobre la obra de uno de los directores más grandes de la historia del cine, Kubrick by Kubrick del director Gregory Monro.

No es el primero ni tampoco será el último de los documentales que se dedican al genio y figura que fue este maestro de directores. Lo que quizá no se haya hecho hasta ahora (o al menos lo desconocemos), es un compendio de opiniones que el propio Kubrick tenía sobre sus películas, tanto en su gestación, como en su desarrollo y su posterior proyección ligada a la opinión pública.

Sin lugar a dudas un trabajo documental que será de muy buena bienvenida en aquellos seguidores de sus películas y, si existen, en sus detractores, para entender el por qué de la realización de su obra. Una maravilla.