Al fin se ha podido llevar a cabo una nueva edición de este Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya tras tantos meses trabajando en ello y batallando contra unos condicionantes que nos han puesto a todos contra las cuerdas. En su doble vertiente de formato, tanto presencial como virtual, se daba ayer el pistoletazo de salida a una nueva aventura por descubrir y disfrutar de las películas que, en cierto modo, son una representación de cómo está el panorama del fantástico actual, a pesar de todo. Así pues, comencemos con la selección que hemos hecho de todos esos títulos que conformaban la parrilla.
Nuestra primera jornada comenzaba con una película conformada dentro de la Sección Oficial a concurso, la producción estadounidense Archenemy, del ya conocido Adam Egypt Mortimer.
El arranque no podía ser más prometedor, cargado de luces de neón y banda sonora con atmósfera retro a golpe de sintetizador, donde nos contará en formato de animación y con carácter de cómic los orígenes del que será uno de los protagonistas, el superhéroe Max Fist. A partir de aquí y cambiando ya al live action, comenzará a desarrollarse la historia desde la actualidad, presentando al resto de personajes que conformarán el triunvirato principal de esta película. Un recurso bien utilizado que irá combinando a lo largo del film para representar el mundo fantástico del que en teoría proviene este (anti) héroe, siendo una muy buena salida para la evidente carencia de presupuesto del que seguramente disponía el director.
Pero aparte del cuidado apartado audiovisual, el guión que nos presenta tampoco decepciona. Jugando con la ambigüedad de si lo que nos explica este personaje es realidad o ficción, irá desarrollando un thriller de acción en el que los protagonistas irán pasando trabas hasta llegar a su desenlace final. Si bien tiene alguna que otra escena de transición algo insulsa, la verdad es que el ritmo que le imprime no hace que decaiga en ningún momento. Eso sumado al aire de serie B que desprende desde el minuto 1, hacen de esta película el ejemplo perfecto para ser proyectada en el circuito festivalero. Muy entretenida.
Seguíamos el día estrenándonos en la Sección Panorama con su película inaugural, la divertida Vicious Fun de Cody Calahan.
Seguíamos con más luces de neón y más música retro que ya desde su punto de partida nos ofrecía esta película, desarrollada en los años ochenta cargada de parafernalia que a muchos de nosotros nos traerán viejos recuerdos. Pero dejando de lado el envoltorio, estamos ante una nueva comedia de terror algo atípica, en la que nuestro protagonista será el típico personajillo conocedor de todos los clichés sobre el género, pero que no actuará como el sabiondo al que todos escuchan cuando se complican las cosas pasando de ser un rarito a ser el héroe. En su argumento, veremos como este joven investigará por su cuenta a la sospechosa pareja de su compañera de piso, y acabará metido en un embrollo del cual tendrá complicado salir con vida.
El balance entre humor y terror es bastante equilibrado a lo largo de la película, fusionándose cada vez más a medida que avanza, y mezclando en su tramo final sangre y risas por igual. Quizá hay algún tramo intermedio en el que pueda caer en la reiteración de los hechos, pero en cierta forma tiene su justificación para el desenlace. Eso sí, uno de sus puntos más fuertes es el reparto escogido y la definición de los personajes que cada uno de ellos protagoniza, perfilados prácticamente a partir de clásicos de serie b de la época y en el que brillarán al máximo en su acto central. Por lo demás, los efectos prácticos en las escenas más violentas están bastante bien hechas, sin reprimirse en ningún momento al mostrarlas al espectador. Así que en definitiva, ha sido una buena elección para inaugurar esta sección que esperemos continúe dándonos alegrías de este tipo.
Seguíamos saltando de sección con la primera película que veíamos incluida dentro de las Noves Visions, la británica Amulet de su directora Romola Garai.
Primer largometraje tras las cámaras de esta joven, la cual hasta ahora solamente había trabajado a las órdenes de otros directores como actriz. Sin temor alguno, se atreve con un relato de terror psicológico del cual también escribe el libreto y que narra la historia de un joven que ha huido de los conflictos bélicos de su país, para encontrar refugio en la casa que regenta una muchacha y su desvalida madre. Poco a poco se irá enamorando de la chica, pero al mismo tiempo se dará cuenta que allí sucede algo extraño y buscará respuestas en si mismo y en la iglesia.
Construida entre extraños flashbacks al pasado en combinación con la opresiva atmósfera que se desarrolla en el tiempo presente, las sensaciones que transmite al espectador son de verdadera inquietud. Con un ritmo lento, dilatando las escenas más intrigantes hasta la saciedad para ir haciendo mella poco a poco, la película va avanzando correctamente hacia un desenlace que, si mas bien no es malo, sí decepciona un poco tras haber vivido un viaje mucho más interesante hasta allí, lleno de sensaciones y sentimientos de todo tipo surgidos de la relación entre ellos dos y la relación tóxica de ella con su madre. Pero aún así, hay que alabar la originalidad y la valentía con la que la directora y guionista afronta esta ópera prima, donde se pueden apreciar ya ciertos recursos muy interesantes.
Seguíamos dentro de la sección de Noves Visions con uno de los trabajos más esperados, distribuido por la ya conocida A24 y que suponía otro debut como directora en el largometraje de la joven británica Rose Glass. Se trataba de Saint Maud.
Ya habíamos leído algo al respecto sobre esta película y las buenas sensaciones que había suscitado en otros festivales, así que tocaba el turno de verla aquí, en el de casa, y no ha defraudado. Y es que viniendo del sello A24, el cual ya ha adquirido una personalidad propia por todo lo que ha ido distribuyendo estos últimos años, nos podemos hacer una idea del tipo de película que es. Esto viene a significar que nos salimos un poco de la línea más comercial para ofrecernos trabajos menos palomiteros y con algo más de contenido que nos haga, como mínimo, reflexionar.
Ya con la primera ráfaga de imágenes nos invita a pensar que algo turbio pasa o va pasar. A partir de aquí y con una atmósfera depresiva (y opresiva) que durará hasta el final de la película, nos guiará dejándonos sentir la evolución que nuestra protagonista sufre durante el periodo en que cuida de su paciente. Es un coming of age, un descubrir de nuevas sensaciones que difuminan su origen entre la fe y el deseo más carnal, haciendo que para ella sea todo una experiencia al límite sin diferenciar la verdadera realidad de la suya propia. El debate está asegurado, tanto por la forma en que se representa como por el trasfondo que tiene la película respecto al papel de la mujer. Un personaje que está muy bien interpretado, transmitiendo en cada momento la sensación y el sentimiento que crece en su interior, y que tiene un tremendo arco evolutivo. Muy interesante.
Y volvíamos a la Sección Oficial con la producción francocanadiense L'État Sauvage, escrita y dirigida por el realizador francés David Perrault.
Si hubiese existido en esta edición la habitual Sección Órbita, esta película pasaría a formar parte de ella sin duda alguna. Un western que nos sitúa a mediados del siglo XIX, justo en plena Guerra Civil de los Estados Unidos, donde seguiremos a una familia francesa bien situada en el sur del país, enriquecida gracias a los negocios surgidos de la importación de perfumes y demás cosmética. Pero tras el acercamiento de las tropas del norte tendrán que verse obligados a huir a Francia, teniendo que cruzar todo el estado para llegar a puerto y embarcar hacia la salvación.
La película tiene claramente su punto feminista, donde el grosor del elenco protagonista serán mujeres, incluyendo también los principales roles. Gran parte de los argumentos evocan a ello, y es de agradecer que en un género prácticamente dominado por el género masculino salgan a relucir trabajos como este. Aún así, hay que decir que a la historia le hace falta algo más de pegada en su guion. La insulsa historia de las jóvenes bien criadas que tienen que sufrir las inclemencias del salvaje oeste no llenan el interés del espectador, así como el inusitado romance que surge entre la pequeña de las hermanas y el machote que las guía hacia la salvación. Llena de tópicos y alguna que otra escena banal, la verdad es que cuanto más avanza la película menos interés se tiene en ella. Buenas intenciones, pero pobres resultados.
Y para terminar el día volvíamos al terror con la película estadounidense The dark and the wicked, escrita y dirigida por Bryan Bertino.
De entrada se podía intuir el tipo de película que el director presentaba en este Festival. Su visión del terror aborda sobretodo su vertiente más psicológica en pro de la efectista, y con esta ha seguido su línea habitual. Ritmo pausado y una atmósfera opresiva e inquietante realmente bien conseguida, hacen que la historia de estos dos hermanos que van a ayudar a su madre con los cuidados del comatoso padre enclaustrado en su cama sea un infierno para el espectador. Ya desde el inicio nos atrapa con el aire misterioso que acecha el ambiente, sumado este a la tensión dramática que se deja entrever en la familia, hacen que todo sea prometedor.
Pero una vez pasado ese primer acto, el infierno que inquietaba al espectador se convierte en un suplicio por la reiteración de los sucesos. Los efectos efectistas para transmitir la sensación de que las supuestas fuerzas demoníacas se acercan cada vez más a los hermanos parecen no conseguir buenos resultados, y acaba agobiando más que seguir aumentando el interés. Y es una pena, porque el debate inicial sobre la pérdida de fe, en parte causada por el desasosiego que provoca el tener una persona dependiente, pintaba más que bien para poder añadir ese componente maligno que les acecha, pero no lo resuelve con agilidad. Una lástima.
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