Ayer terminábamos nuestras andaduras en el Festival con una edición que pasará a la historia por todo lo que la ha rodeado. Una pandemia que no ha imposibilitado su celebración, gracias sobretodo al buen hacer de la organización y sobretodo de todo el colectivo de empleados. Los espectadores nos hemos sentido bien en todo momento, seguros y con ganas de ver buen cine. Por ello, no queda más que agradecerles todo el esfuerzo realizado para poder llevarlo acabo.
Dicho esto, demos paso a la última película que vimos, la sorpresa de este año que recaía en el último pseudo-trabajo de Abel Ferrara, Sportin' Life.
Para ser sinceros, este semi documental grabado durante la pandemia en la que podemos ver las limitaciones que tienen los artistas para poder llevar a cabo sus funciones, trabajos y demás, resulta bastante anodino y con muy poco atractivo. Está muy bien que el director haya venido a las salas a presentarla, pero la verdad es que ha sido una decepción mayúscula. En fin, un mal sabor de boca para cerrar el Festival.
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