Nos encontramos ya en el ecuador del Festival, y es que aún sin ser una edición al 100%, se está disfrutando igual que las anteriores a las que hemos tenido el privilegio de asistir. Privilegio a tener en cuenta este año, ya que partiendo de las complicaciones ajenas que nos están sacudiendo, que se pueda llevar a cabo el Zinemaldi ya es una gran hazaña.
Así pues, empezaba esta quinta jornada con una película a la cual teníamos bastantes ganas por su carácter documental, Courtroom 3H, del director español Antonio Méndez Esparza.
Una de nuestras debilidades son las películas que giran entorno a los tribunales y que hagan un buen seguimiento de los casos que se llevan a juicio, ya sea ficción o real, siempre y cuando se ajuste a una cierta credibilidad. Con este trabajo no podía haber mejor opción, ya que el documental está basado en historias reales, y en concreto sobre un tema bastante peliagudo como es el maltrato de menores por sus padres o tutores.
Centrándose en el tribunal de familia unificado del condado de Tallahase, en Florida, donde tienen el mayor porcentaje de denuncias sobre maltrato familiar, se hará un seguimiento de varias familias a las cuales se les ha apartado su o sus hijos por haber sido acusadas de abuso, abandono o negligencia. Quedan reflejadas tanto la desesperación y arrepentimiento de los padres como el magnífico ejemplo que da el juez por intentar reunir a la familia de nuevo. Una maravilla para quien le guste este tipo de películas.
La siguiente en el casillero se proyectaba dentro de la sección Perlas, Supernova, escrita y dirigida por el realizador inglés Harry Macqueen.
Dentro de esta edición ya hemos visto alguna película sobre el tema, y esta que se nos presentaba era una más al respecto de las enfermedades mentales, en concreto la demencia o el Alzheimer, y de como afecta a las personas que nos rodean. Partiendo del viaje en autocaravana que una pareja realiza para revivir tiempos pasados, la historia nos irá metiendo poco a poco en situación describiendo a sus personajes y a la problemática que se les presenta.
Y es que la película no se centra estrictamente en el sufrimiento que pueda provocar esta enfermedad, sino mas bien en como afrontarla para que deje de provocarlo. Con unos magníficos Colin Firth y Stanley Tucci sumergidos de pleno en el dramatismo de sus personajes, harán que el espectador conecte con ellos desde el minuto uno haciéndonos también cómplices de su desenlace, ayudados también por alguna escena que busca esa sensibilidad. Eso sí, el final deja ese bonito reposo que nos concede un posterior debate a su visionado.
Y para alegrar la jornada nada menos que el último musical de producción española, Explota Explota, del realizador Nacho Álvarez.
Era un poco extraño que todavía no se hubiese hecho en España un musical sobre una de las artistas más reconocidas en la década de los setenta (y en adelante), o como ha sido este el caso, de su trabajo musical. Nada menos que de un icono como ha sido y es Raffaella Carrà. Y es que si hacemos un repaso a nuestro disco duro mental para recordar algunas canciones del pasado, de las que se escuchaban en casa, seguramente encontraremos incluida alguna de las suyas.
Así pues, nos situamos a finales de los setenta tomando como trama inicial un par de amigas y sus líos amorosos, los cuales las llevarán a meterse de lleno en un plató de televisión e incluso participar en uno de los grupos de coreografías de baile. Claro está, para la época en que nos ubica el tema de la censura da mucho juego, y entre canciones y bailes calentitos se irá desarrollando esta comedia musical. Y la verdad, aún sin ser uno de los géneros que más nos agrada, la película se hace muy entretenida.
Seguíamos nuestra agenda del día con una película que iba a entrar dentro de la Sección Oficial del pasado festival de Cannes, pero que por los motivos que ya conocemos se trasladó aquí. Se trata de la georgiana Beginning, ópera prima de la joven directora Dea Kulumbegashvili.
En todos los festivales siempre hay alguna película que resalta sobre las demás por la polémica que se crea tras su visionado, y ésta parece ser que va a ser la candidata para esta edición. No ha habido tonos intermedios en la opinión de los espectadores, solamente blanco o negro, o gusta mucho o no gusta nada, y nosotros estamos en el más negativo (aunque quizá haya que darle otra oportunidad para captar algún elemento que se haya podido perder por el camino). La película en sí gira entorno a una mujer de mediana edad, esposa del pastor de la comunidad de testigos de Jehová de su ciudad, con un hijo pequeño al que criar, pero de lo que de verdad habla es del sentimiento de impotencia y la sensación de aprisionamiento que sufre.
No es un tema nuevo a tratar en el mundo del cine, ya que lo hemos podido ver en otras ocasiones (Swallow de Carlo Mirabella-Davis mismamente en la pasada edición de este Festival), aunque sí en la forma en que esta joven debutante lo ha hecho. Además, aprovechando ese hilo principal argumental, nos hace un muestreo de la sociedad actual de su país, Georgia, para poder difundir esa aún prehistórica forma de pensar que tienen. Su método se rige por llevar un ritmo muy pausado para ir dándole forma a esa atmósfera opresiva y a veces desesperante, utilizando elementos que aunque no parezcan venir a cuento, tienen mucho que aportar a la narrativa. Un claro ejemplo del nuevo cine que está surgiendo de forma efervescente en el que se busca quizá más la radicalidad en su encapsulado que no en su contenido. Aún así, no es de desmerecer esa valentía y por lo tanto hay que concederle al menos un par de visionados para poder entrar en su juego.
Y la última de la jornada era un trabajo más dentro de la sección Perlas. Se trataba de Miss Marx, escrita y dirigida por Susanna Nicchiarelli.
Seguíamos con el cine por y sobre mujeres, con una libre biografía sobre la vida de la hija menor de Karl Marx, que aunque llevase un apellido con mucha carga, la verdad es que por sus propios méritos llegó a conseguir logros en la lucha por los derechos sociales. Una vida lo bastante interesante como para hacerla resurgir de la sombra alargada de su padre, y con la que esta directora no ha parecido dedicarle el énfasis que quizá merecía, apostando más por su vida amorosa y social.
De todas formas, aunque el contenido nos haya parecido bastante relevante, la verdad es que su desarrollo no ha sido del todo atractivo como para generar interés, siguiendo un línea pasable aunque no notable. Y eso que tanto la ambientación como todo el attrezzo victoriano están muy logrados, así como destacar también la fantástica interpretación que logra su protagonista principal, pero es que sin un buen argumento que la acompañe la verdad es que la película no se puede levantar. Quizá también haya sido nuestra percepción de la misma, que no hemos sabido encontrarle el punto dulce, pero globalmente no no la hemos encontrado destacable.
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