Así pues, comenzaba la jornada con la producción de origen italiano 5 is the perfect number, del artista y ahora director Igort.
La atmósfera noir que la envuelve es realmente fantástica, desde la plasmación de las viñetas de cómic en pantalla hasta esa colorimetría de tonos grisáceos y apagados, pasando por la caracterización de los protagonistas a tal efecto para que queden identificados con el dibujo pero sin parecer una caricatura cómica. Igualmente, el ritmo narrativo que le impone a la película y el estilo utilizado engancha al espectador desde el primer momento y no lo suelta durante la más de hora y media que dura, ya que por supuesto, la historia de venganza que nos cuenta también nos atrapa. Muy recomendable.
El siguiente turno era para la vuelta de uno de los directores de culto del siglo pasado, Richard Stanley, el cual adapta el relato de H.P.Lovecraft con el mismo título, Color out of space.
No va a pasar como una obra maestra, ni mucho menos, pero la película expresa muy bien ese pequeño infierno que ha venido a gestar la criatura espacial. El apartado visual me parece sensacional, magnificando la colorimetría de tonos rosas y azules para crear esa atmósfera enrarecida. Los efectos, tanto prácticos como digitales, también tienen su buen hacer para impactar al espectador. Y como no, el exaltado y exagerado Nicholas Cage le da ese tono de locura a lo que realmente pide esta película. Vamos, ha sido una sesión fantástica en todos sus aspectos.
Seguíamos nuestra agenda con otra producción Blumhouse, The vigil, ópera prima para el realizador norteamericano Keith Thomas.
La base no puede ser más propicia para ello, ya que tal y como dice el título, nuestro protagonista tendrá que vigilar al fallecido durante toda la noche en su propia casa. Y aunque la primera mitad sea bastante interesante, sobretodo respecto al folclore del judaísmo, la verdad es que de ahí hasta el final se vuelve demasiado previsible y repetitiva, cayendo en una espiral que desenvuelve como puede.
La siguiente de la tarde era la curiosa The clenasing hour, otra ópera primas más que dirigía el novel realizador Damien LeVeck.
Nada menos que una especie de reality show donde se realizan exorcismos en directo y los retransmiten por diferentes canales para que los espectadores puedan interactuar hablando sobre el tema. Todo ello, claro, siendo un bulo en la realidad, hasta que les ocurre con un caso de verdad. Y es que el principal problema que tiene es que se nota demasiado el estiramiento de la idea, ya que se hace repetitiva en algunos tramos perdiendo totalmente el interés de la misma. Una lástima, ya que se presentaba interesante.
Y para cerra la noche, nada menos que con dos sesiones sobre efectos especiales que nos dejaron encantados a todos los que asistimos. La primera de ellas era la masterclass que nos ofreció Mary Jo Markey.
La siguiente fue el fantástico documental sobre uno de los genios de este arte, Phil Tippet: Mad dreams and mosters, dirigido pot Gilles Penso y Alexandre Poncet.
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