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TerrorMolins

10 octubre, 2019

Sitges 2019 ~ Día 7

Seguimos avanzando con esta edición en la que tenemos ya unas cuantas destacadas como favoritas (para nosotros) y eso que aún nos quedan unos días para continuar viendo títulos. Ayer el ritmo fue menos intenso en nuestra agenda, pero la selección que hicimos fue la indicada para poder ver los títulos más interesantes de la parrilla.

La sesión matinal fue la producción alemana Pelican Blood, segunda incursión en el género de su directora Katrin Gebbe.

Nina Hoss está en un momento espectacular de su carrera y en esta película lo vuelve a demostrar. La sensación de agobio que le produce la situación con su hija recién adoptada la consigue proyectar perfectamente en el espectador, creando cierta ansiedad o inquietud en él por los acontecimientos que van acumulándose y haciendo aumentar esa crispación. La lástima es que el resto de elementos de la película no la acompañen como se merecen, sobretodo por su tramo final.

La directora marca claramente la lucha de esta madre por querer encauzar a su hija en el buen camino sin precisar de ayuda externa, y lo logra a la perfección incluso hasta para crear cierto debate sobre el tema, pero con la incorporación de elementos sobrenaturales en la recta final para resolver de un plumazo el problema no parece ser la adecuada. El juego que venía haciendo en el plano real ya era más que suficiente, pero ya sea por no tener claro un final alternativo o por querer meterse a marchas forzadas en el género del terror de forma más explícita, no acaba de funcionar del todo. Una pena, ya que deja entrever que podía dar para más.

La siguiente era una nueva incursión del amigo Elijah Wood en el cine independiente de género con la curiosa Come to daddy, ópera prima de su director Ant Timpson.

La premisa de esta película leyendo su sinopsis y viendo el tráiler, ya nos hacía intuir que podía ser una bizarrada de las grandes, y la verdad, en ese aspecto, no nos ha defraudado. Este actor se mete en un papel que le viene como anillo al dedo por sus características tanto físicas como interpretativas y nos despliega junto a su hipotético padre un relato cargado de humor negro con un tramo final bastante violento.

Pero aunque así sea, la verdad es que solamente te atrapa por momentos. Las rarezas están bien, siempre y cuando le des una continuidad que sea coherente, pero en este caso, van pasando sucesos que aunque estén relacionados entre sí, la verdad es que no llegan a cuajar del todo como conjunto. Una apuesta arriesgada que seguramente no pasará del circuito festivalero o como mucho caerá en las plataformas de vídeo bajo demanda. Entretiene, pero se comienza a olvidar una vez estás fuera de la sala de cine.

Y para aumentar las revoluciones anímicas nada menos que el thriller coreano de acción The Gangster, the cop, the Devil, de Lee Won-tae.

Que en esta película actúe el ya conocido actor coreano Ma Dong-seok es una señal de que como mínimo se va a disfrutar de una buena repartición de hostias como panes en sus escenas de acción. Y la verdad es que, aparte de ello, el argumento que toma como base los entresijos entre la policía y mafia locales, nos aporta una enrevesada historia de cruces de intereses, venganzas y ajustes de cuentas que, acompañado de un humor muy bien colocado, entretiene a más no poder.

Y es que aparte de llevar el sello de denominación de origen que identifica claramente este tipo de películas, la verdad es que aporta muchos elementos que dieron fama a producciones occidentales del mismo género, y lo hace de forma que queden perfectamente incorporados dentro de su desarrollo. Otra de esas maravillas que si se quieren pasar un buen par de horas disfrutando no hay que dejar de ver. Muy recomendable.

Y como última del día en nuestra agenda le tocaba el turno a la curiosa y espeluznante Swallow, de Carlo Mirabella-Davis.

No hace falta ser explícito mostrando imágenes violentas o fuera de tono para que una película provoque cierta sensación de angustia en el espectador. Ese es el principal don que tiene este thriller psicológico tan bien llevado ante las cámaras. Con un ritmo pausado en el que iremos descubriendo poco a poco los elementos que la componen y sobretodo el progresivo cambio que sufrirá nuestra protagonista, esta historia de liberación y rotura de moldes establecidos por la sociedad, será una delicia para aquellos que quieran entrar desde el minuto uno.

Aparte, y más allá de la genial interpretación que realiza Haley Benett en su extravagante pero a la vez profundo papel, el resto de elementos que forman el conjunto de esta película están muy bien cuidados, sobretodo la genial fotografía. Desde los encuadres hasta la colorimetría utilizada, forman parte como si de un protagonista más del reparto se tratase, enfatizando cada escena y dándole la profundidad que necesita. Una experiencia que quizá en palabras no se pueda expresar completamente, con lo que merece al menos un tranquilo y reposado visionado.

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