La primera del día, dentro de la Sección Oficial, era la producción germana The Audition, segunda incursión en el largometraje de la directora y actriz Ina Weisse.
Más allá de utilizar como vehículo la música, que es perfecto para la ocasión, el fantástico trabajo que hace Nina Hoss desarrollando su personaje es lo que llama más la atención de esta película. En cada tramo de la misma refleja a la perfección el estado emocional de forma sublime, incrementando la carga expresiva progresivamente hasta el estallido final. La directora vuelve a llevar a la gran pantalla el protagonismo femenino dentro de esta sociedad con un tema que casi siempre nos suele pasar desapercibido. Sensacional.
La siguiente era una rareza de origen kazajo incluída dentro de la Sección Oficial que creo nos ha soprendido a más de uno tras su visionado, se trataba de A dark-dark man de Adilkhan Yerzhanov
De cocción muy lenta, comienza utilizando un humor sofisticado y perfectamente ubicado en el que deja entrever las carencias del sistema policial rural y las diferencias existentes entre los agentes de ciudad. A partir de aquí y de la llegada de una insistente periodista que ha venido para documentar el caso, la trama se va complicando motivada por la búsqueda de la verdad e intentando hacer pagar lo que es merecido a los verdaderos culpables. Una película que si bien no será digerible para todos los espectadores, los que estamos habituados al circuito festivalero agradecemos que se incluyan trabajos así.
La tarde comenzaba con la proyección de la comedia argentina La odisea de los giles de Sebastián Borensztein.
Con un elenco de actores de gran nivel, esta comedia desarrolla su trama de forma ágil y entretenida para el espectador. Un trabajo que si bien cumple con su cometido, no va más allá, dejando solamente el reposo de los cuatro comentarios tras su visionado. El guión adaptado tiene bastantes inrongruencias y algunas escenas se notan de relleno, pero en rasgos generales y obviando estas nimieces se hace más que pasable.
Nuestra agenda seguía con otra comedia que, tras las polémicas ocurridas por no haber sido estrenada en este festival como se había acordado, quedaba fuera de competición. Era el turno para Zeroville, del no menos últimamente polémico James Franco.
La película es un intento de tributo al maravilloso mundo del cine, repleto de guiños a grandes figuras del mismo, o al menos eso es lo que parece contarnos su director. Basada en el libro que lleva el mismo título y escrito por Steve Erickson, el guión deja bastante que desear. Ya no por la acidez y tratamiento de los personajes, sino porque es un querer y no poder en el desarrollo del mismo. Una pena, ya que tras el magnífico último trabajo de Franco, con esta ha bajado demasiado el listón.
Y para cerrar el día volvíamos a la sección Perlas con la sensacional película coreana Parasite del siempre sorprendente Bong Joon-Ho.
Ingeniosa, bien calculada y medida, gran armonía entre todos sus elementos... una conjunción que hace de ella uno de los mejores trabajos que se han visto este año. Aún quedando bastante marcada dentro de la comedia, la verdad es que evoluciona de tal manera que va tocando todos los palos sin que el espectador se de cuenta, sumergiéndolo en su propio mundo el cual acabamos aceptando con las manos abiertas y quedando atónitos tras su tramo final.
Y es que gran parte de la culpa para que esta genialidad funcione tan bien, aparte de la sensacional dirección y el excelente guión, es la naturalidad con la que los actores interpretan a semejante familia sin contemplaciones con la que el espectador conectará desde el primer instante. Muy recomendable.
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