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TerrorMolins

12 octubre, 2018

Sitges 2018 ~ Día 8

El dia más largo, así es como se podría llamar la jornada de ayer si la relacionásemos con títulos de película. Siete propuestas fueron las que vimos, de forma consecutiva, y con el mínimo tiempo para poder desconectar entre ellas. Pero tal maratón mereció la pena ya que la mayoría nos encantaron, con lo que al finalizar volvimos a nuestros lechos con la satisfacción de haber programado una jornada casi perfecta.

Comenzábamos pues a primera hora con la la última producción que apadrinaba el bueno de J.J.Abrams, la esperadísima Overlord (2018) dirigida por Julius Avery.

Nos situamos en el último tramo de la Segunda Guerra Mundial, justo en el momento en que la colosal operación Overlord hacía su masivo asalto a la Francia ocupada, y en el que seguiremos a un grupo de paracaidistas de la Airborne que tienen como misión derribar un puesto de comunicaciones. Hasta aquí es normal, si no fuese porque en la ubicación donde se encuentra el objetivo se hace algo más que transmitir por radio: los famosos experimentos nazis para encontrar la fórmula del superhombre.

Y es que contra pronóstico de la gente que fue a la sala con una idea preconcebida tras haber visto previamente el tráiler, la verdad es que nos encontramos ante una película de género bélico, el cual incorpora un componente fantástico bastante atractivo en su último tramo. El problema es que tras los impresionantes y adrenalínicos primeros minutos, la trama no acaba de ser lo suficientemente interesante hasta que llega a ese punto de inflexión en el que, aún siendo algo más animado, tampoco acaba de llenar del todo. Es muy entretenida, eso sí, pero no termina de ser ni una buena película bélica ni una buena película fantástica. Hubiese tenido mejor aceptación, por ejemplo, formando parte de una antología con un formato más ligero.

Y tras la aceptación que tuvo su anterior película, Anacleto, agente secreto (2015), el director español Javier Ruiz Caldera se encargaba de dar vida a otro héroe del tebeo, Superlópez (2018).

Basada en el superhéroe al que dio vida Jan como respuesta cañí a la invasión del comic norteamericano, la verdad es que acaba siendo más una parodia de éste último que no una adaptación feaciente del propio personaje que da nombre a la película. Tiene sus toques de humor, pero se nota mucho que el guión va firmado por Cobeaga y lo encasilla demasiado en su estilo. Es más, los momentos cumbre son cuando aparece en pantalla el personaje interpretado por Julian López, comiéndose la pantalla y barriendo a los actores principales. Entretenida, pero seguro que será más provechosa para el espectador que guste de su estilo.

Y por casualidad o no, la película que se proyectó al mediodía, justo a la hora de comer, era la que menos nos ha gustado. Se trata de la película colombiana Siete cabezas (2018) de Jaime Osorio Márquez.

Confirmado ya que las películas sudamericanas que este año se sumergían en el fántastico eran, la mayoría, apuestas arriesgadas que no todos los espectadores iban a saber digerir. En nuestro caso, esta ha sido una de ellas, la cual ha gustado a algunos de los asistentes pero para nosotros se ha hecho muy pesada. Ubicándonos en la alta montaña, la historia se centra en un joven que trabaja como guarda forestal, el cual hará de guía para una pareja de ornitólogos que está estudiando un extraño fenómeno que ocurre en las inmediaciones. El joven es un tanto peculiar y se creará cierta tensión en el triunvirato, donde poco a poco se irá desvelando tal y como es. Y es que con un ritmo tan pausado y sin suceder prácticamente nada, es más una película contemplativa tirando hacia el drama más puro, que no una de género.

Ya comenzando la tarde, una película que ha sido una sorpresa para todos los asistentes, la francesa Tous les dieux du ciel (2018) de Quarxx.

El relato ya se inicia de forma sobrecogedora, donde veremos a dos niños jugando con una pistola que dañará de por vida a la más pequeña, cuidando él de ella durante toda su vida. El resto de la película se centra ya en su edad adulta, con una crudeza brutal en la forma de contarlo y unas imágenes más que impactantes que inquietarán al espectador. Un drama en el que veremos los problemas que tiene nuestro protagonista para cuidar de su hermana, ya que no lo hace en las condiciones más optimas y los servicios sociales andarán detrás suyo para intentar corregirlo. Como añadido extra, le añade la obsesión de éste por comunicarse con seres de otro planeta, esperando el momento para ser llevados a otro mundo mucho mejor. Una película que más allá de la propia trama, se insinúa cierta crítica o alarma social hacia este aspecto tan delicado.

Y aunque no se preveía que fuese una gran película, El año de la plaga (2018) de C. Martín Ferrera acaba siendo un despropósito que poco ha gustado al público en general.

Basada en el libro de Marc Pastor, que a su vez se basa en el relato de Jack Finney, acaba siendo una adaptación más de su obra, The body snatchers, pero sin ningún tipo de aliciente. Es más, intenta copiar tramos de otras adaptaciones, añadiendo (o queriendo hacerlo) algunos toques de humor que en la mayoría de casos no vienen a cuento. Cuñas con referencias a otros clásicos del cine de género metidas con calzador, gracietas entre personajes nada ocurrentes y unas actuaciones que dejan bastante que desear (agradecer al menos, eso sí, a Iván Massagué su esfuerzo), hacen de esta película un trabajo muy olvidable y la verdad, nada recomendable.

Ya en el tramo final de la jornada dos propuestas totalmente diferentes pero a las que hemos valorado igualmente bien. La primera de ellas fue la inglesa Keepers (2018) de Kristoffer Nyholm.

Thriller de cocción lenta en la que viviremos junto a tres hombres lo que sucede durante su aislamiento de varios meses, en los cuales se encargarán del buen funcionamiento del faro de un islote. Lo que parecía una buena compenetración desde el inicio, acaba siendo una demencia a partir de un suceso que les cambiará la plácida estancia. Sensacional forma de llevar el ritmo de la misma, en la que poco a poco irá subiendo de tono, inquietando cada vez más al espectador hasta su desenlace. Con tres protagonistas representando distintas generaciones y genialmente interpretados, el autor nos hará ver las diferencias existentes entre ellos con un brutal desarrollo de sus personajes y historias personales.

Y para rematar el día, la antología de relatos de terror que Mick Garris ha conjugado. Se trataba de Nightmare Cinema (2018), con historias de Alejandro Brugués, Joe Dante, Mick Garris, Ryuhei Kitamura, David Slade

Utilizando como nexo entre ellas un viejo cine que tiene como gerente a un demente y carismático Mickey Rourke, los espectadores que van entrando verán en la gran pantalla sus futuras muertes. Cinco relatos de muy distinto corte que cada uno de los directores impregnará con su estilo personal y que harán las delicias del espectador aficionado al género. Desde posesiones demoníacas hasta el descenso a los infiernos, ninguno de ellso tiene desperdicio, aunque siempre hay un favorito. Muy recomendable, sobretodo para estas fechas venideras.

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