Ayer fue nuestra última jornada cinéfila de esta edición y hoy ya estamos echando de menos el ritmo que hemos tenido durante todos estos días. De todas formas, y tal y como dicen que hasta el rabo todo es toro, las cuatro sesiones que tuvimos ayer volvieron a cambiar las previsiones de cara a al palmarés que teníamos, cosa que agradecemos porque significa que este año la programación ha estado muy por encima de la media.
Pero vamos a desgranar nuestra selección, la cual comenzaba con la producción noruega Blind Spot de Tuva Novotny, incluída dentro de la Sección Oficial a concurso.
Primer largometraje para esta joven directora que se atreve con un formato poco convencional e incluso arriesgado como es la realización de la misma en un único (falso) plano secuencia. La historia que nos cuenta es claramente una llamada de atención a uno de los principales problemas que se sufre tanto en su país como en otros muchos: lidiar con las causas que llevan a un adolescente a tomar un camino trágico en su vida. A partir de aquí y hasta el desenlace de la misma, es un intento por reflejar el dolor y sufrimiento por el que está pasando la familia, en concreto y mucho más cerca el de su madre. Aún logrando una interpretación excepcional, hay momentos en los que el histrionismo se apodera de la pantalla y roza la artificialidad, rompiendo todo aquello por lo que parecía abogar desde un principio. Aparte, en los tramos utilizados para aliviar ese nerviosismo con la cámara se hacen demasiado monótonos, provocando un decaimiento del ritmo e incluso llegando a causar desinterés. Bien por la valentía de llevar un proyecto adelante, pero no acaba de cuajar completamente.
Y tras el torbellino causado por su director y actor protagonista, Bradley Cooper, llegaba su primera película fuera de concurso pero con unas muy buenas críticas cosechadas, A star is born.
Cuarta revisión que se hace sobre esta historia en que la música y el romance se fusionan para ofrecer un trágico relato buscando claramente la sensibilidad del espectador. El caso es que una vez más, se consigue. Cooper no juega bajo y como compañera de viaje escoge a nada menos que la actual reina del pop, Lady Gaga, la cual se marca una fantástica interpretación aparte de los grandísimos momentos musicales que ofrecen los dos. La película está diseñada para ser un taquillazo, tanto por los elementos efecto fan que incorpora como por lo que la historia nos vuelve a contar una vez más. Aún así, hay que decir que está muy bien realizada y llega a entrar facilmente en el espectador. Ya veremos el futuro qué le depara.
Volviendo a la sección Perlas, asistimos a la proyección del último trabajo del ya conocido Jaime Rosales, Petra, el cual presentaba en el pasado Festival de Cannes.
Rocambolesca trama para un drama que acaba salvándose mayoritariamente por las grandes interpretaciones de sus principales protagonistas. Una película que nos habla de venganza, honor y el hacer justicia con lo que más duele. Dilatada en el tiempo, la historia se centrará en el egocentrismo de un artista que lo ha conseguido todo en su sector y que por ello cree estar por encima de los demás. Paralelamente, la llegada de una joven aprendiz a su taller artístico le generará dudas e inquietudes que le costará digerir. Todo ello tiene su por qué y ese torbellino de acontecimientos será el que marque el ritmo de la película. Entretenida, sí, pero no nos ha llegado como algunos de los otros trabajos de este director.
Y para finalizar la jornada y también nuestras sesiones cinéfilas de este festival, que mejor que cerrar con la última película de Drew Goddard, Bad times at El Royale.
Fantástica mezcla de géneros con la que ayer nos sorprendió este director, el cual volvía a ponerse tras las cámaras después de un largo periodo de tiempo desde aquella sensacional The Cabin in the woods (2012). Esta vez se atreve con el noir principalmente, aunque va añadiendo otros ingredientes que la edulcoran aún más. Se trata de una historia sobre historias personales, donde un grupo de gente con distintas inquietudes se centralizará en un hotel apartado en las afueras, justo en la frontera entre dos estados. Aquí es donde se notan sus buenas dotes como guionista, ya que va intercalando los entresijos de cada mini historia de forma que se unifician en una explosión de fin de fiestas que nadie podría imaginar. Todo ello acompañado por unas estupendas interpretacions y una banda sonora que acompaña a la perfección cada momento o escena que se sucede. Ha sido una muy grata sorpresa.
Y con esto cerramos esta edición, la cual nos ha dejado más de una alegría en nuestro haber y con más ganas aún de que empiece a cocinarse la siguiente...
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