Para dar comienzo a la jornada, por la mañana se pudo ver en el correspondiente pase para prensa la tercera película de los norteamericanos Justin Benson y Aaron Moorhead titulada The Endless, tras Resolution (2012) y Spring (2014). Vuelven de nuevo al escenario de aquella opera prima con la que sorprendieron al público, atando cabos con una nueva historia igual de atractiva.
Esta es una de esas películas que sorprenden por lo bien que se aprovechan los pocos recursos de que disponen. Un intento de aportar algo nuevo al cine de género que además funciona realmente bien, manteniendo expectante al público desde el inicio con una historia que va más allá de su leitmotiv, las sectas o comunas. Su desarrollo va adquiriendo cada vez más complejidad a medida que avanza, desvelando nuevos retos argumentales que desembocan en un final algo predecible pero bien encajado. Aún así, el resultado final es bastante notable, quedando una película fresca y apetecible.
Ya por la tarde, dentro de la sección Maestros del Fant, asistimos a la proyección de una de las piezas indispensables del cine de terror del recientemente desaparecido Tobe Hooper, La casa de los horrores (The Funhouse, 1981).
Quizá esta película no llegue a nivel de obra maestra como con La matanza de Texas (The Texas chainsaw massacre, 1974), igual que el resto de la obra de este irregular director que se queda a la sombra de esa gran pieza, pero es uno de sus trabajos iniciales que creo hay que reivindicar (como otros que tampoco fueron muy aceptados en su momento). La propuesta de trasladar la historia a un lugar de pública concurrencia como es un parque de atracciones, algo perfectamente viable y común para el espectador, vuelve a instaurar esa inquietud que reposa una vez vista. Esta vez, además, aboga más por insinuar que no por mostrar, con lo que la inquietud aún es mucho más grande. Así que, salvando las distancias, es una must see para aquellos que todavía no hayan tenido el placer.
Y como recta final, las últimas dos películas de la jornada. La primera de ellas, de ciencia ficción, con Salyut-7(2017) de Klim Shipenko.
Esta producción rusa cumple con su cometido y entretiene durante las dos horas que dura. Efectos comedidos mezclados con rodaje real en gravedad cero hacen que las imágenes en el espacio sean una delicia. Aparte, el humor con el que tratan algunas escenas se agradece para no caer en la monotonía, sobretodo cuando prácticamente toda la película se desarrolla en un mismo escenario. La verdad es que el realizador le saca buen partido a lo que podría ser una aburrida misión de rescate en el espacio, que aunque nos haga recordar a otras películas, la verdad es que tiene su toque propio.
Y para rematar el día, la producción coreana A day (2017) de Sun-ho Cho.
Trepidante película que parecía iba a ser una re-adaptación de Groundhog Day (Harold Ramis, 1993) pero que ha acabado siendo un thriller de pies a cabeza, manteniendo la expectación hasta el último instante. El cruce de historias y la tensión que se crea entre los personajes está muy bien confeccionada, así como las tramas que suceden durante los bucles temporales. Y como en casi todo el cine coreano, acaba todo bifurcando en un drama que no se resolverá a la primera de cambio.
También se pudo ver Downrange (Ryûhei Kitamura, 2017), Necronomicón (Marcelo Schapce, 2018) y Extraterrestrial (The Vicious Brothers, 2014).
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