Ayer fue el último día de proyecciones y en el que se dio a conocer el palmarés de esta 65ª edición del festival de San Sebastián. Pero primero vamos a las películas que tenía programadas, ya que como comenté en el día anterior, parece que han dejado lo mejor para la recta final, aún siendo tres de ellas de la sección
Perlas.
Así pues, comenzaba la jornada con
The captain, de
Robert Schwentke.
Genial historia en la que nos demuestra como las personas podemos cambiar el rumbo de nuestras vidas y de nuestra conciencia casi sin pestañear. Soportado con una genial fotografía y una banda sonora muy bien llevada, la película nos va dejando la intriga de querer saber más y más y comprobar hasta donde puede llegar nuestro personaje con la gran mentira que ha creado. Sentimientos encontrados entre la afinidad y el desprecio, este relato nos hará ver como puede salir a la superficie lo peor de cada uno.
La primera perla del día fue otra pequeña maravilla, The leisure seeker de Paolo Virzì.
Muchas son las películas que han tratado enfermedades mentales pero pocas de ellas lo han hecho tan sutilmente como esta. Con unos espectaculares Donald Sutherland y Helen Mirren, la historia se desarrolla con toques de humor mezclados con algunos otros más dramáticos. Hecha para tocar la sensibilidad del espectador, la verdad es que consiguen con creces su objetivo.
Después le tocó el turno a The big sick, de Michael Showalter.
Típica comedia romántica con algunos toques dramáticos en la que veremos lo que se supone fue la vida real de nuestro protagonista. Diferencias culturales y algún que otro tema que hoy en día aún generan controversia, son tratados elocuentemente en esta película que quizá peque de un metraje algo excesivo.
Y para terminar la jornada y mi presencia en esta edición, Loving Pablo de Fernando León de Aranoa.
Creo que atacar un tema como este cuando llevamos un par de años en los que se ha hablado bastante de la serie Narcos emitida por Netflix era un tanto arriesgado. Basada en el libro escrito por la que se supone fue amante de Pablo Escobar, la película nos muestra desde el nacimiento hasta la caída de lo que fue uno de los más grandes imperios de la droga a nivel mundial. La verdad es que para un director como Fernando León que define muy bien sus personajes con una carga dramática sensacional, hay que decir que aquí ese toque brilla por su ausencia. Tampoco ayuda una flojísima interpretación de Penélope Cruz que no encuentra química en ningún momento con su pareja en la vida real. Aparte, los diálogos en inglés entre colombianos incluyendo alguna que otra coletilla no son los más adecuados, generando más de una carcajada en la sala cuando no debería hacerlo. Esperemos que al menos tenga cierto éxito en taquilla.
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