Ayer entrábamos en el segundo día de festival y ya se empezaba a escuchar el runrun en las colas comentando lo que se ha visto hasta el momento. Parece que hay más decepciones que alegrías pero bueno, esto acaba de empezar y aún queda mucho por ver.
La jornada comenzaba con la producción española El Autor, de Manuel Martín Cuenca.
Dentro de las pinceladas de humor que el director ha querido darle, esta película se sumerge en un drama que nos habla del egoísmo y la envidia. Dos pecados que nuestro protagonista utiliza inconscientemente como móvil para llevar a cabo su obsesión: escribir una novela de verdad. Con una actuación espectacular, Javier Gutiérrez lleva el peso de la película con el desarrollo de un peculiar personaje que nos invita a ser cómplices de su obsesión y de su método gonzo para llevar a cabo su objetivo. Muy entretenida y profunda en algunos momentos.
La siguiente en mi programa era The third murder, del director japonés Hirokazu Koreeda.
Dentro de la sección Perlas, esta película fue presentada en el festival de Venecia. Desarrolla su historia centrándose en la defensa de un acusado por asesinato y todo lo que rodea al caso. Me ha parecido un intento vacuo de hacer un thriller al perder toda su esencia en el dilatado ritmo que el director le impone a la misma. A destacar la magnífica narrativa visual, la cual queda descompensada por el poco soporte del guión.
Ya entrada la tarde he podido ver la húngara On body and soul, de Ildiko Enyedi.
También dentro de la sección Perlas, fue galardonada con el Oso de Oro en el Festival de Berlín. Ésta arriesgada propuesta nos explica la historia de dos personas totalmente distintas que unen sus vidas por casualidad a través de un nexo común: viven dentro del mismo sueño cada noche. A partir de aquí y utilizando el matadero donde trabajan como trasfondo, se va cultivando un excéntrico drama romántico que va cayendo en gracia a medida que pasan los minutos. Una de esas genialidades que se encuentran de tanto en tanto.
Y para terminar, la producción vasca Handia, de Jon Garaño y Aitor Arregi.
La película nos sitúa a finales del siglo XIX en tierras guipuzcoanas, donde un joven y su hermano que padece gigantismo se verán inmersos en una vida de idas y venidas, afectándoles en lo personal y familiar. Correcta pero sin aportar nada nuevo más que esta historia basada en unos supuestos hechos reales.
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