Gelatina de la buena...
- Título traducido: La masa devoradora
- Director: Irvin S. Yeaworth Jr.
- Guión: Theodore Simonson, Kay Linaker, Irving H. Millgate (original)
- País: Estados Unidos Año: 1958 Duración: 86 min.
- Música: Ralph Carmichael Fotografía: Thomas E. Spalding
- Compañía: Paramount Pictures
- Intérpretes: Steve McQueen, Aneta Corsaut, Earl Rowe, Steven Chase, John Benson, George Karas, Lee Paton, Elbert Smith
- Género: Ciencia Ficción, Terror
Sinopsis
Pocos se han dado cuenta de que un meteorito ha caído en las afueras de la ciudad, pero Steve y su chica quieren ir a comprobar que es lo que ha sucedido. Cerca del lugar se encontrarán con un hombre malherido, el cual ha estado manipulando el asteroide topándose al parecer con un tipo de vida extraterrestre nada amable...
Este es uno de esos clásicos de culto que con cariño han ido sobreviviendo al paso de los años, reforzado seguramente también por haber tenido una secuela en el 72 y un remake en el 88, que han hecho perdurar las andanzas de esta masa devoradora. Quizá, a nivel general, esta película será más recordada por ser el primer papel protagonista de un joven Steve McQueen (el cual no sabía todavía el futuro que le iba a deparar el mundo del cine) pero que para los amantes del género marcó una diferencia en la edad dorada del cine de ciencia ficción de los Estados Unidos, aquellos maravillosos años cincuenta...
La idea que engendró la historia para realizar el guión de esta película no fue por capricho, ya que se buscó a conciencia algo que la hiciera destacar de las demás que se estaban estrenando en las salas de cine. El principal motivo era realizar una cinta de ciencia ficción y terror, pero que dejase de un lado el estándar prácticamente impuesto del personaje metido dentro de un traje, representando una amenaza proveniente del espacio exterior. Así, tras varias sesiones para encontrar la idea adecuada, surgió la de crear una masa indefinida, inteligente, que devora todo aquello que se le pasa por delante, creciendo en tamaño con cada ingesta que hace. Un verdadero acierto que haría historia.
Así pues, salió como resultado esta The Blob, rodada a todo color y con unos efectos que para el momento no estaban nada mal. Quizá en su desarrollo podemos encontrar situaciones muy ingenuas, así como otras que parecen más de relleno que otra cosa, pero se aceptan sin ningún tipo de problemas. Tendríamos que posicionarnos como espectadores de aquella época e intentar imaginar el impacto que supuso una historia así. Lo único que le achacaría, por ponerle algún pero, es la rapidez con la que concluye la película. Posiblemente con más minutos de metraje para añadirle algo de suspense a la situación, hubiese quedado más redonda, sin parecer todo tan calculado.
Pero bueno, que como dije antes, todo es perdonable para un clásico como este, al cual hay que dedicarle un revisionado cada cierto tiempo. Y aunque no lo parezca, ha llegado a crear escuela propia, ya que podemos ver su repercusión tanto en las secuelas como en otras explotaciones que directa o indirectamente hacen referencia a la misma, así como vídeos musicales u otros trabajos audiovisuales. Una cita obligatoria para el amante del género.
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