El poder de controlar los sueños...
- Título traducido: La gran huida
- Director: Joseph Ruben
- Guión: David Loughery, Chuck Russell, Joseph Ruben
- País: Estados Unidos Año: 1984 Duración: 99 min.
- Música: Maurice Jarre Fotografía: Brian Tufano
- Compañía: Zupnik-Curtis Enterprises
- Intérpretes: Dennis Quaid, Max von Sydow, Christopher Plummer, Eddie Albert, Kate Capshaw, David Patrick Kelly, George Wendy, Larry Gelman, Cory 'Bumper' Yothers, Redmon Gleeson, Peter Jason
- Género: Ciencia Ficción, Thriller
Sinopsis
Un científico especialista en la mente está desarrollando un proyecto, el cual consiste en poder entrar en el interior de los sueños de una persona para así conocer el origen de cualquier trauma o problema y poder erradicarlo. Pero un avance tan prodigioso es muy llamativo para el gobierno, así que se verá oprimido por el servicio secreto para poder ser utilizado con otros fines...
Es curioso como una película puede ser tan diferente de lo que uno pensaba, cuando al ser atraídos por la traducción del título y una llamativa carátula que evoca hacia otro tipo de fantasía o aventura, nos damos cuenta que una vez vista no tiene nada que ver. Me recuerda mucho a la época del videoclub cuando de pequeños nos guiábamos así, confiando en nuestro instinto al ver las magníficas ilustraciones de las cintas y no por su sinopsis que nunca se leía, para así escoger la película del fin de semana. Pues aquí me ha vuelto pasar aunque esta vez para mejor, ya que me ha sorprendio muy gratamente...
Esta es una de esas películas que vas dejando pendientes en el tintero hasta que le llega la hora, la cual, aunque tardía, por fin ha llegado. Y claro, yo ya tengo en mi videoteca mental la genial Inception (Chritopher Nolan, 2010), con lo que las comparaciones han sido inevitables. La base argumental en la que, ayudados por una compleja máquina podemos entrar en los sueños de otra persona e interferir en ellos, nos da que pensar si esta Dreamscape fue una referencia para el megalómano director. Pero bueno, siendo así o no, la verdad es que cada una, a su tiempo, tienen sus cositas.
Y es que ya desde el comienzo hay que tomar apuntes. Esas imágenes mostrando una catástrofe nuclear, que aunque con efectos muy artesanales de la época están bastante bien, ya llaman la atención del espectador. Acto seguido se da paso a ver unas grabaciones para que, en forma de flashback intrínseco dentro de la propia película, se pueda saber más sobre el perfil de los principales protagonistas. Y así, a partir de aquí, se enciende la mecha de este thriller con toques de ciencia ficción para ir descifrando una trama que, sin ser pretenciosa, se hace muy entretenida hasta el final.
Persecuciones, romances, venganza, ... esta película tiene un poco de todo lo que cualquier espectador al que le guste este género pueda pedir. Además, en las escenas máquina de los sueños, que es donde más se desata la imaginería del equipo técnico de efectos especiales, se entra en esos mundos creados por la mente de los pacientes, donde cada cual tiene su realidad (o fantasía) con la que ir jugando, y que se resuelven muy decentemente. Todo ello acompañado por una banda sonora original conducida por el siempre acertado Maurice Jarre.
Y por supuesto, hablar de los actores protagonistas, ya que tenemos a un jovencísimo Dennis Quaid y a un ya maduro Max von Sydow, acompañados por Kate Capshaw (que ese mismo año participara también en la segunda entrega de las aventuras de Indiana Jones) y Christopher Plummer. Un plantel de caras conocidas que desempeñarán correctamente sus papeles correspondientes para añadir otro punto más a la nota global. En fin, un tardío descubrimiento que me ha sorprendido muy gratamente y que recomiendo para aquél que todavía la desconozca...
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