Y si en la cuarta jornada hubo un poco de caos para poder ver las películas que tenía programadas, ayer fue todo un cúmulo de buena fortuna. Con solamente la primera y la última sesión organizadas, el resto de películas se fueron escogiendo in situ y la verdad es que salió bastante bien, tanto en horarios como en contenidos.
La primera de ellas fue el drama juvenil As you are de Miles Joris-Peyrafitte.
La película trata sobre dos jóvenes que se conocen gracias a que sus respectivos padres comienzan una relación sentimental. Desde el primer momento entran en sintonía y a partir de ahí se iniciará una relación de amistad que les llevará a vivir y compartir muchas experiencias juntos. Pero al tiempo los padres rompen y comenzará a titubear lo que habían construido hasta el momento. Situada a mediados de los noventa, la película expresa eficientemente la rebeldía que rodeaba esta generación de chavales movidos por el grunge y el consumo de alcohol y marihuana. Una película que aunque no tenga un guión demasiado complejo tiene algún que otro momento para destacar.
Acto seguido he salido de las secciones habituales para ver un trabajo del Zinemira titulado Nueva York. Quinta Planta y realizado por el joven director Mikel Rueda.
Esta película documental es una de las cuatro que se han presentado como tributo al lehendakari Aguirre, donde nos cuentan una historia relacionada sobre cada una de las ciudades que tuvieron relevancia en su vida. En esta nos explica los méritos de un vasco que dejó su marca en Nueva York al comprar un antiguo hotel y dar cobijo a los más necesitados, sin más precio que el de firmar un contrato en el que se estipulaba que cuando tuviesen su propio hogar, diesen cobijo a otra persona sin recursos. Una extraordinaria historia contada en boca de los que conocieron a este hombre y que marcó sus vidas para siempre. Se nota el buen trabajo documental que hay detrás y la buena realización y montaje que hacen que esta historia llegue al espectador.
Y tras el cambio de tercio le ha tocado el turno a Summer Lights de Jean-Gabriel Périot.
Película que trata sobre un documentalista que está realizando un trabajo sobre la catástrofe de Hiroshima y de sus víctimas, pero que se verá inmerso en una extraña situación. Lo más destacable es la entrevista inicial en la que una auténtica superviviente explica cómo vivió el momento en que la bomba explosionó encima de la ciudad. A partir de aquí, el elemento fantástico que incorpora se hace bastante pausado y prácticamente sin sentido alguno, haciendo que la película pase por momentos realmente soporíferos.
Y por casualidad, una de las películas que más polémica ha creado en el festival, Playground del polaco Bartosz M. Kowalski.
La película está basada en los hechos reales que ocurrieron en Inglaterra a finales de los noventa, donde dos jóvenes secuestraron un niño de dos años y lo asesinaron brutalmente solamente como diversión. La película no tiene más que el contar de forma muy sobria los momentos previos al suceso, en el que nos describen la perversión de estos dos muchachos sin afectarles para nada los resultados. Lo más llamativo es el acto final donde de forma explícita (aunque en la lejanía), podemos asistir al brutal asesinato. Sí, es llamativo, pero no tan fuerte como para generar la polémica que ha habido tras la proyección. Quizá es porque el festival no tiene como costumbre mostrar este tipo de películas, pero un sector del público abandonó la sala al momento de iniciarse la escena, algunos increpando al equipo que estaba presente, y esto le dio aún más alas para algo, que a mi parecer, no merece tanto.
Y para rematar la joranada otra de las esperadas de este festival, el último trabajo de J.A. Bayona, A monster calls.
La verdad es que ya fuese por las expectativas previas que tenía generadas o porque el cansancio ya empezaba a achacar el físico y la mente, la película no ha acabado de convencerme del todo. Aún con una espectacular factura técnica y unas geniales interpretaciones, no hacen que pase del notable en el cómputo global. Parece estar concebida principalmente para ser una bomba lacrimógena dejando de lado otros aspectos. No está mal y nos refleja a la perfección la transición que tiene que superar el joven protagonista para dejar atrás la niñez y asumir responsabilidades, pero a mi parecer le ha faltado algo más.
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