El día de ayer solamente dio para ver tres películas. En principio se había planificado ver alguna más, pero por una mala gestión fue imposible. La primera del día iba a ser La región salvaje de Amat Escalante, la cual venía de ganar en Venecia el León de Plata a la mejor dirección. Por algún motivo concreto, la película se programó para ser proyectada en una sala con un aforo para 46 personas. Por su reducido tamaño, era obligado pedir entrada con antelación para poder asistir, y muchos de los que fuimos a verla desconocíamos esa política, con lo que nos quedamos en la puerta. La otra fue A Taste of Ink de Morgan Simon, que para esta vez hubo un solapamiento de horarios y por la distancia entre salas de proyección no se pudo asistir. Pero bueno, que aunque el día fue escaso, las películas vistas estuvieron bastante bien.
De la sección Horizontes Latinos se ha podido ver la película en formato documental Era o Hotel Cambridge de Eliane Caffé.
La directora nos muestra de forma excepcional la convivencia que existe entre diferentes personas sin recursos que viven bajo el mismo techo, un hotel abandonado y ocupado por este colectivo que necesita un sitio donde vivir. De diferentes nacionalidades, todos ellos tienen un mismo objetivo que es el de organizarse como comunidad, dentro de unos cánones presididos por una mujer que intenta mantener el orden. En formato de falso documental, se basa en la realidad que están sufriendo actualmente tanto inmigrantes como brasileños en un país con muchas diferencias y que tiene como referencia casos reales.
La siguiente ha sido una delas últimas películas en que actuó el malogrado Anton Yelchin, Porto de Gabe Linger.
La historia nos sitúa en Oporto, donde dos jóvenes se conocen por casualidad y desde el primer momento perciben que están hechos el uno para el otro. Pero el romance no va más allá de un día, ya que ella prefiere continuar con su vida que tiene construida. Contada intercalando flashbacks con la actualidad, se va desgranando poco a poco la situación vivida entonces y tal y como viven ahora. Un drama que nos sumerge en ese momento de romance intenso que contrasta con la desgracia posterior de sus vidas. Grandes actuaciones de los dos, pero sobretodo resaltar el genial trabajo de Yelchin donde se puede apreciar la pérdida que ha sufrido el mundo del cine.
Y para terminar la jornada una de las esperadas en este festival, Colossal, el último trabajo de Nacho Vigalondo.
Como cabía de esperar, la película es una de esas simpáticas marcianadas que solamente se le pueden ocurrir a este director y que tan bien sabe cuajar. Trata sobre la vida de una joven que tras un conflicto con su actual pareja vuelve a su pueblo natal a intentar organizar su vida. Allí se dará cuenta que cuando pierde los papeles, un kaiju en el otro lado del mundo parece imitar sus movimientos, provocando grandes destrozos. Una película que no ha gustado a todo el mundo (y creo que Nacho tampoco lo pretendía) en la que combina a la perfección la nueva cultura de los millenials para realizar un alter ego de las típicas comedias romanticonas. Me ha gustado bastante.
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