Segunda jornada en la que se ha notado que hemos entrado en el fin de semana. Todo aficionado al cine al que le ha sido posible, se ha acercado a Donosti para poder asisitir a alguna de las proyecciones programadas o sencillamente para llevarse un recuerdo en forma de foto o autógrafo de las estrellas que han sido invitadas en este certamen. Eso nos dice que hay que madrugar para poder hacer colas en los eventos a los que se quiera asisitir, ya que yo mismamente he tenido que ver alguna película sentado en las escaleras del tercer palco del Victoria Eugenia... Pero vamos a ver cómo ha ido el día.
Para empezar el día se ha visto el nuevo trabajo de Alberto Rodríguez, El hombre de las mil caras.
Thriller que toma como referencia la investigación que se llevó a cabo en el caso que puso a todo un país en jaque, la fuga de Luís Roldán y de todo el dinero que pudo agenciarse de las arcas del estado. Dividida en diferentes actos, la película nos muestra la trama que se ideó para conseguir tal propósito, tomando como punto central la persona que maquinó todo el plan, Francisco Paesa. Bien dirigida y con unas actuaciones de cinco estrellas, Alejandro se toma a veces la licencia de ironizar con el tema de la corrupción e incluso de mostrarnos a estos delincuentes de tal manera que el espectador sienta cierto feeling con ellos, dándoles incluso hasta la razón... Muy buen trabajo.
La siguiente de la mañana ha sido una de las perlas, la norteamericana Little Men de Ira Sachs.
Nos relata la historia de dos jóvenes, los cuales verán truncado su vínculo de amistad a raíz de un conflicto que surgirá entre sus padres, provocado por un tema puramente económico. Una historia bien contada y con unas interpretaciones relamente geniales para los dos jóvenes actores, los cuales dotan de credibilidad a este pequeño fragmento en la vida de los protagonistas. Un paso de gigante para dejar atrás la adolescencia que tiene como trasfondo mostar el Brooklyn de la clase baja.
Acto seguido ha sido el turno para la película belga Le ciel flamand de Peter Monsaert.
La historia gira entorno a una madre soltera que trabaja como madame de un club nocturno y de su pequeña hija. Aún haciendo todo lo posible para que no sepa a qué se dedica para ganarse la vida, un día tendrá un descuido que provocará un trauma en la pequeña y por consiguiente en el resto de la familia. La nula actuación de las autoridades hará que se tome por su cuenta la investigación para poder localizar al culpable. Una película que aunque tenga algún tramo intermedio que flojee es bastante interesante.
El siguiente trabajo es un semi-documental realizado por el director Jo Sol, titulado Vivir y otras ficciones.
Entre la realidad y la ficción, nos adentraremos en la vida de nuestros protagonistas, Pepe y Antonio, los cuales dejarán en evidencia el raquitismo que aún tiene la sociedad hacia las personas con diversidad funcional. Además, aprovecha también para hacer protesta de otras precariedades que machacan la sociedad española como es la falta de trabajo y de tener una vida digna. Una pequeña sorpresa muy bien conjugada y que seguramente dará que hablar en los próximos días.
Y para terminar la joranada de hoy he podido ver la islandes The Oath, de Baltasar Kormákur.
Aún estando bien dirigida y con unas actuaciones más que aceptables, la película la he encontrado bastante irregular, además tratándose de un tema mil veces tocado en el cine. No ha causado en ningún momento sensación de agobio ni otro tipo de tensiones, con lo que queda convertido en un thriller bastante decafeinado.
Críticas en los siguientes posts...
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