Cell Count
Un matrimonio está hundido a causa de la enfermedad mortal que padece ella, para la cual no hay solución. Su doctor les propone un tratamiento experimental para erradicarla y curarla definitivamente, pero ha de ser en secreto y en otras instalaciones gubernamentales. Acceden por desesperación, pero poco a poco se darán cuenta que la cura tiene un precio...
Este joven director sabe realmente lo que quiere y lo demuestra teniendo el control del guión, la producción, la fotografía e incluso hasta del departamento de rodaje. Quizá sea por el poco presupuesto al tratarse de una película independiente, pero creo que este no es el caso.
Tratando un tema casi olvidado por los cineastas como es el de los mad doctors, Freeman nos trae una película en la que mezcla el horror con toques de ciencia ficción sin ningún tipo de escrúpulo. Eso sí, llevado a la pantalla magníficamente aún teniendo escasas secuencias de efectos especiales, el 99% de los cuales son artesanales.
El punto fuerte de todo esto es la credibilidad en la que sumerge al espectador, quizá por la cual nos tiene en tensión durante toda la película. Solamente hay un tramo intermedio en el que se ralentiza, pero es causado por las ganas de querer ver más.
Los poco conocidos actores, quitando algún momento en el que no nos aportan nada, hacen correctamente su papel, el cual se magnifica por una fotografía genial compuesta de tonos claros y enfermizos.
La única pega es el tramo final, en el que la historia se acelera de tal manera que queda alguna incoherencia en el guión, pero quesa resuelto por las expectativas que nos deja al terminar...
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