La segunda jornada ha sido bastante productiva, aún habiéndome quedado sin ver la australiana Safe Neighborhood de Chris Peckover por problemas con las entradas. Pero bueno, que al final con tantas películas en programación hay que hacerse la idea de ir sacrificando alguna, ya que es imposible estar en todo. Por lo demás, como ha comenzado el fin de semana se ha notado más asistencia del público, tanto en las salas como en el pueblo. Promovido seguramente también por la Zombie Walk, la cual tiene cada vez más adeptos que se ven disfrazados, algunos de ellos han sido realmente impresionantes. Pero vamos al lío y comencemos con el resumen de lo visto en las salas.
Para comenzar con la primera sesión mañanera he podido ver la holandesa
The Love Witch de
Anna Biller.
Curiosa película que está ambientada en el cine de los años setenta pero exageradamente llamativo, tanto por el colorido como por el exceso en vestuarios, artefactos y demás elementos decorativos. La historia nos cuenta cómo una joven que acaba de sufrir mal de amores, se introduce en una secta brujeril y aprende a realizar hechizos y demás menesteres. Realizada en tono de comedia, iremos viviendo las desventuras que esta joven irá pasando en su nueva etapa de la vida. Original y divertida, aunque tenga algunos momentos en que lo que nos cuenta no es nada relevante, en conjunto es bastante entretenida.
Acto seguido ha caído la primera de las sorpresas (para bien) de este festival, Hell or High Water de David Mackenzie.
Western moderno muy bien trabajado en que su atractivo principal, más que la historia, es el genial desarrollo de los personajes. Se trata de la típica pareja que roba bancos, los cuales son perseguidos por las autoridades para darles caza. Tanto las motivaciones delictivas como el quehacer de los policías se ciñen a problemas actuales, dándole además un pequeño toque de crítica hacia la sociedad que vivimos hoy día. Un auténtico lujo de actores, muy bien equilibrados en sus apariciones y con un guión que se sale. Sencillamente espectacular e imperdible.
Y una de las más esperadas en este festival que he podido ver ha sido The Girl With all the Gifts de Colm McCarthy.
Película que recaba de nuevo en el subgénero de los infectados y que intenta renovar un poco lo visto hasta ahora. Volvemos a recurrir a un futuro donde un virus se está expandiendo entre las personas, provocando que se conviertan en entes hambrientos de carne humana sin contaminar. El elemento variable es una nueva generación de niños que, aunque infectados, destacan del resto al no perder la conciencia. La primera parte es bastante original, aunque por su propio peso vuelve a lo estándar en este tipo de películas. Eso sí, el final tiene un giro que aún sin ser inesperado tiene su gracia. Entretenida, sobretodo por una destacable joven protagonista que cumple su papel a la perfección.
Y otra de las que también le tenía ganas personalmente ha sido The Void de Steven Kostanski y Jeremy Gillespie.
Esta película ha creado división de opiniones entre el público, cosa que le viene muy bien para que se siga hablando de ella. La historia se desarrolla en el interior de un hospital donde los protagonistas se verán acosados por un misterioso grupo de personas. Se notan claramente su influencias carpenterianas, tanto en los cuidados efectos especiales como en sus locuras visitas al universo lovecraftiano. Me ha gustado mucho el primer tramo, pero creo que la segunda parte y hasta el acto final se pierde un poco en el desarrollo, con algunos momentos bastante planos que entorpecen la continuidad. Aún así, una muy interesante propuesta.
Y para rematar la jornada he visto el resurgir del kaijû más famoso, Shin Godzilla de Hideaki Anno y Shinji Higuchi.
La Toho vuelve a traer de nuevo su criatura más famosa en un reboot de la original de 1954. La verdad es que he salido bastante decepcionado de la sala, ya que quizá esperaba otra cosa que no he visto. Más allá de la mejora en el apartado técnico, el desarrollo de la historia se centra principalmente en los despachos, haciendo sobretodo parodia del sistema burocrático japonés, teniendo que confirmar y corroborar cada acción que quieren tomar. Al principio se acoge simpáticamente, pero recurre tanto a ello que se me ha llegado a hacer cansino, perdiendo totalmente el interés. Quizá tenga que verla de nuevo, aisladamente y sin haber visto cuatro películas previas a ésta. Le daremos otra oportunidad.
Reviews en siguientes entradas.
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