Con los coreanos siempre hay venganza...
Perseguido por error y acusándolo de asesinato, Yeo-Hoon no tiene más opción que escapar de la policía y esconderse en lugar seguro. Pero no serán los únicos que le seguirán, ya que los mafiosos que le habían metido en esa trama, también quieren acabar con él para que no hable...
Seguimos teniendo mafias, policías corruptos y un par de personajes principales que son inocentes hasta que ellos mismos, a golpe de puño o de bala, demuestran todo lo contrario. Pero aquí hay otro componente añadido, que es el valor por la familia y lo que se está dispuesto a hacer por ella, y claro está, todo esto ha de desembocar en un conflicto fatal que lleve a una venganza suprema al protagonista, como siempre.
Pero teniendo los mismos ingredientes de siempre, es bastante correcta y está muy entretenida. Las escenas de acción son de alto voltaje, las persecuciones también y la historia no está nada mal. Así pues, no hay nada más que pedir a una película de este tipo, solamente sentarse a disfrutar del espectáculo palomitero y ya está...
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