Sitges 2014 ~ Día 4

Hoy de fantástico ha habido poco por el Auditori. Hasta que no me he cambiado al Retiro no he visto ninguna película que tratase estos temas. Eso sí, tampoco quiere decir que hayan sido malas.

La primera ha sido '71, la cual ha subido la adrenalina a más de uno que haya llegado un poco dormidete al cine. Thriller basado en los días anteriores al Bloody Sunday que se vivió en Irlanda del Norte, donde nos muestra cómo son realmente las operaciones encubiertas cuando se procude un conflicto de esta índole.

La siguiente ha sido otra que me apetecía ver bastante, The World Of Kanako. Violencia porque sí a un ritmo estrepitoso, me ha recordado mucho al cine de Tarantino. Quizá el final es un poco rocambolesco y un tanto alargado, pero me ha gustado bastante.

Y esta ha sido también otra sorpresa, Stereo. Thriller donde un personaje sufre desdoblamiento de personalidad y tendrá que decidir con que perfil de los dos se queda. Buen ritmo que va aumentado a medida que avanza.

Y como no, la última del enfermizo mental Quentin Dupieux, Réalité. Vuelve otra vez a la comedia más surrealista con esos toques de humor que solamente él sabe manejar tan bien en pantalla. Otra locura que a más de uno le sacará de quicio.

Después ha venido una a la que se la ha dado mucho bombo en los meses previos al festival, A Girl Walks Home Alone At Night. No está mal, con buenas intenciones, pero para mi ha sido demasiado sobrevalorada.

Y como no, otro thriller en el que también tenemos como protagonista al de '71, Starred Up. Estamos en un centro penitenciario donde se reflejan las jerarquías de los presidiarios de una forma muy verosímil. Aparte tiene una carga dramática que hace que los personajes lleguen.

Y en The Canal, se tocan los poltergeists y algo de posesiones. La historia es muy floja y tira demasiado de los sustos fáciles a golpe acústico. No es nada original.

Y para acabar el día una comedia muy negra, donde a veces parece que se lo toman bastante en serio, The Voices. El amigo Ryan Reynolds se lo curra mucho haciendo de un felizhombre muy colgado en que sus mascotas parlantes actúan como su conciencia. La canción final es más pegadiza que cualquier pelotazo veraniego...

Y ya está. Silbando el tema de los créditos finales me he venido a casa a sobar, que mañana espera otro día bastante largo.

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